Vacunación: esquemas para odontólogos

AUTOR: Zuleica Concepción Valdez Coyole

Resumen 

Las enfermedades infecciosas son una amenaza presente para el sector de atención dental debido a la naturaleza de la práctica odontológica, puesto que se trabaja en proximidad con los pacientes, lo cual los expone a líquidos corporales y aerosoles. La inmunización reduce el riesgo de contraer una enfermedad infecciosa, provocando que las defensas naturales del cuerpo aumenten su nivel de protección. 

La vacunación es parte de la prevención de riesgos biológicos; es una manera eficaz de minimizar los efectos y la propagación de determinadas enfermedades infecciosas. Las vacunas previenen ciertas enfermedades mortales, tales como la hepatitis B, la gripe, el tétanos, el sarampión y la tuberculosis; además hay otras vacunas que controlan los brotes de enfermedades infecciosas como ocurrió en la pandemia del COVID-19. 

Palabras clave: vacuna, odontólogos, inmunización, esquema de vacunación

Abstract

Infectious diseases are a present threat to the dental care sector, due to the nature of the dental practice, since the work requires to be in close proximity to patients, with exposure to body fluids and aerosols. Immunization reduces the risk of contracting an infectious disease, causing the body’s natural defenses to increase their level of protection.

Vaccination is part of biological risk prevention; It is an effective way to minimize the effects and spread of certain infectious diseases. Vaccines prevent certain deadly diseases, such as hepatitis B, influenza, tetanus, measles, and tuberculosis; There are also other vaccines that control outbreaks of infectious diseases such as in the COVID-19 pandemic.

Keywords: vaccine, dentists, immunization, vaccination schedule

Introducción 

Las personas que trabajan en el sector salud tienen un alto riesgo de adquirir infecciones prevenibles mediante la vacunación. Las vías de transmisión de enfermedades inmunoprevenibles pueden ser las siguientes: 

  • Por inhalación y gotas respiratorias
  • Vía fecal-oral
  • Vía parenteral o por contacto de mucosas con sangre o fluidos corporales

Un importante grupo de personal que trabaja en el sector salud está formado por los odontólogos y sus colaboradores, como higienistas, enfermeras, asistentes, especialistas y/o auxiliares.

Los odontólogos se pueden exponer a riesgos biológicos a través de accidentes percutáneos o cutáneo-mucosos que supongan la exposición a la sangre de los pacientes; como consecuencia, los afectados pueden infectarse o terminar desarrollando lesiones.

En el presente artículo se describen las vacunas recomendadas para el personal de salud oral, para que así se tenga presente y se tome conciencia cuáles son las enfermedades infecciosas a las que se está expuesto y la mejor forma de prevenirlas, es decir, la inmunización. 

Vacunas recomendadas para odontólogos

El personal de la salud oral tiene la obligación no solo de protegerse, si no de prevenir la transmisión de enfermedades que pueden causar daño a otros pacientes especialmente sensibles que reciben su atención, ya que además de infectarse ellos mismos, pueden ser un vehículo de transmisión de enfermedades.1-3

Las enfermedades pueden transmitirse de la siguiente manera:

  • Vía aérea: varicela o sarampión
  • Gotas de secreciones respiratorias: influenza, tosferina
  • Por contacto: hepatitis A al contacto con las heces
  • Vía parenteral o mucosas expuestas a sangre o contaminación de fluidos corporales: hepatitis B3

Es importante que hospitales y demás servicios de salud ofrezcan programas de vacunación para los especialistas de la salud oral y que estos puedan acceder a programas preventivos y estén al tanto de su estatus de vacunación, para así completar los esquemas de vacunación y encontrarse protegidos. De esta forma se previenen algunas de las enfermedades mencionadas y que forman parte del esquema de vacunación que debe tener el odontólogo.4

El odontólogo es susceptible a infectarse por el virus de la hepatitis B durante su actividad a través de exposiciones accidentales, puede ser por vía percutánea (pinchazos, cortes) o por vía cutáneo-mucosa (salpicaduras) con instrumental contaminado con sangre u otros fluidos de pacientes infectados.5

La vacuna se administra a los recién nacidos y a los 2, 4 y 6 meses, con refuerzo a los 18 meses, otorgando cobertura a los niños contra la hepatitis B. La vacuna se amplía a otros grupos de riesgo: personal clínico, hemodializados, portadores de hepatitis C, hemofílicos, personas con insuficiencia renal crónica y personas con VIH.4,5

El esquema preventivo para los trabajadores del sector salud es de 0, 1 y 6 meses, sin requerir dosis de refuerzo transcurridos 10 años desde la inmunización; en caso de interrupción del esquema de vacunas entre la primera y la segunda dosis, se debe administrar lo más pronto posible, espaciándola por lo menos 4 meses con la tercera dosis. Si esta interrupción ocurre entre la segunda y tercera dosis se debe poner al día cuanto antes.1

En casos más específicos en que se requiera completar la inmunización en periodos más cortos, se puede utilizar el esquema acelerado de 0, 7 y 21 días, con dosis de refuerzo a los 6 y 12 meses. En ningún caso se requiere reiniciar el esquema de vacunación.

En caso de riesgo de paciente positivo a hepatitis B y si el clínico no se encuentra vacunado, se debe usar inmunoglobulina contra hepatitis B asociada con vacunación antes de 24 horas, con seguimiento serológico por 6 meses.1,4,5

El sarampión es una enfermedad viral aguda muy contagiosa, que en general es más grave en los lactantes y los adultos. La rubeola puede presentar malformaciones congénitas o defectos en el nacimiento como consecuencia de la infección en la madre. 

La parotiditis se caracteriza por fiebre e inflamación en una o más de las glándulas salivales, habitualmente de la parótida; la complicación que se presenta con más frecuencia en los adultos es la orquitis.1

A pesar de ser enfermedades poco frecuentes en la actualidad, se considera que el personal de salud es hasta 13 veces más susceptible de adquirirlo que la población general. 

El prestador de servicios de salud oral deberá conocer su situación inmunológica frente al virus mediante pruebas serológicas que confirmen la prueba de inmunidad o la cartilla de vacunación que respalde que ha recibido dos dosis de la vacuna.1,4

Todo trabajador que no haya recibido el esquema completo de la vacuna triple viral durante la niñez debe recibir dos dosis de la vacuna separadas por 4 semanas. En los que no tengan evidencia de enfermedad previa o inmunidad comprobada contra el virus, se recomienda al menos una dosis. La confirmación serológica es importante debido a que la rubeola es semejante a otras patologías eruptivas. En el caso de que el personal no inmunizado haya tenido contacto con pacientes con sarampión, puede efectuarse profilaxis posterior a exposición con una dosis de la vacuna dentro de las 72 horas posteriores al evento. A partir de los 60 años no es recomendable su aplicación.4

La transmisión del virus de la varicela zóster puede suceder tanto en el paciente como en el odontólogo u otras personas del medio durante el periodo de incubación de la enfermedad. Aunque la enfermedad suele ser leve en la etapa infantil y prácticamente el 95% de la población adulta se encuentra inmunizada, la transmisión del virus puede causar importante mortalidad en pacientes de alto riesgo como son embarazadas, neonatos o pacientes inmunosuprimidos, por lo que es importante que todos los adultos susceptibles, y los que se encuentren en contacto con esta población, se vacunen.1,4,6

A todo prestador de servicios de salud que carezca de historia de infección previa del virus o de vacunación, se recomienda aplicar dos dosis por vía subcutánea, con un intervalo de al menos 4 semanas entre las dosis. En caso de aparición posvacunal, debe evitarse el contacto directo con pacientes en riesgo hasta que el brote cutáneo desaparezca. La vacuna también es efectiva en la profilaxis posterior a la exposición, cuando se administra en un plazo de 3 hasta máximo 5 días posteriores al contacto.4,7

Es una enfermedad aguda, con frecuencia mortal, causada por una exotoxina producida por la bacteria Clostridium tetani. Se caracteriza por rigidez y espasmos convulsivos generalizados de los músculos esqueléticos.3

La difteria es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Corynebacterium diphtheria, tiene un inicio agudo y las principales características son dolor de garganta, fiebre baja y glándulas del cuello inflamadas. En casos graves puede causar miocarditis o neuropatía periférica. La toxina difteria hace que una membrana de tejido muerto se acumule sobre la garganta y las amígdalas, dificultando la respiración y la deglución; se transmite a través del contacto físico directo o inhalación de aerosoles por tos o estornudos de individuos infectados.1,3

Existen dos formulaciones de la vacuna de tétanos, difteria y tosferina; la de carga antigénica estándar o DTPa para menores de 7 años y la de carga antigénica baja o Tdap para niños de 4 años en adelante y adultos. La vacuna de elección para los funcionarios de salud es Tdap. Se administra una dosis intramuscular de esta vacuna tan pronto como sea posible en todo personal sanitario que no la haya recibido y en especial en las mujeres embarazadas. Se debe aplicar un refuerzo de esta vacuna cada 10 años.1,3,4

El periodo de incubación de la influenza es de 2 días, con una variación de entre 1 y 4 días. Solo el 50% de los infectados desarrollan los síntomas clásicos: aparición súbita de fiebre, mialgias, dolor de garganta, tos no productiva, cefalea y fiebre entre 38 y 39° C acompañada de un gran malestar. Pueden ocurrir ciertos síntomas adicionales como rinorrea, cefalea, sensación de ardor retroesternal y síntomas oculares como lagrimeo y fotofobia.1,3

Los síntomas generales y la fiebre duran unos 2 a 3 días, rara vez más de 5 días; pueden ser controlados con aspirina o paracetamol. La recuperación es rápida, pero algunos pacientes pueden manifestar astenia por varias semanas.3

Si no se trata a tiempo puede complicarse con: neumonía, síndrome de Reye, miocarditis, bronquitis y otras dificultades pulmonares.3

La estrategia más efectiva para evitar los brotes de influenza es la inmunización; se recomienda la aplicación anual de la vacuna contra la influenza en todo el personal de salud.1,3,6

La infección por el virus del síndrome respiratorio agudo severo tipo-2 (SARS-CoV-2) causa enfermedades respiratorias como lo es el Covid-19. Los síntomas van desde una enfermedad leve que se presenta con mialgia, dolor de garganta, tos, fiebre, anosmia y diarrea, hasta síntomas más moderados a graves del síndrome de dificultad aguda respiratoria, insuficiencia multiorgánica y eventualmente la muerte.6,7

A los métodos tradicionales preventivos para evitar el contagio, como son uso de mascarilla, lavado de manos, distanciamiento social y uso de gel antibacteriano, se sumaron las vacunas en el primer semestre del año 2021.

Se recomiendan mínimo dos dosis de la vacuna, la segunda 21 días posteriores a la aplicación de la primer dosis.8

Lo adecuado es que la población reciba una dosis cada semestre anualmente o cada 2 años, ya que así se reduce o evita la infección por Covid-19 a largo plazo.6,9,10

Es importante que el personal de salud se mantenga informado y actualizado sobre las vacunas que requiere y actualice su cartilla. Además, si no se está seguro de las vacunas con las que se cuenta, debe tomarle importancia a realizar pruebas serológicas y así asegurar la inmunización que requiera.

Los odontólogos somos población en riesgo a ciertas enfermedades infectocontagiosas debido a la proximidad con la que atendemos al paciente. A pesar de las barreras de protección que utilizamos y los protocolos de bioseguridad que seguimos, existe aún cierta probabilidad de contagio, por lo que es muy importante la vacunación para reducir considerablemente los riesgos. 

  1. Vacunación en trabajadores sanitarios [Internet]. 2017. Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/areas/promocionPrevencion/vacunaciones/vacunas/docs/Vacunacion_sanitarios.pdf 
  2. de Juanes JR, Arrazola MP, de Juanes A, Lago E, Rocha M, Gil P et al. Riesgos virales en odontoestomatología: Campaña de vacunación frente a hepatitis. Av Odontoestomatol. 2003  Feb;19(1):21-28. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0213-12852003000100003&lng=es. 
  3. Cástulo Rodríguez. Guía de vacunación en el adulto trabajador. Colombia: Sociedad colombiana de medicina del trabajo, 2019. Disponible en: https://medicinadeltrabajo.org/wp-content/uploads/2017/06/Guia_Vacunacion_Adulto_Trabajador_Colombia_2018.pdf 
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  5. Moreno G, Villena R. Vacunas en salud laboral: una oportunidad para prevenir e invertir en salud. Revista Médica Clínica Las Condes. 2020 May 1;31(3):287–303. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-condes-202-articulo-vacunas-salud-laboral-una-oportunidad-S0716864020300456 
  6. Zerón A. Vacunación Para Odontólogos. Encuentros Cercanos de Primer Contacto. Revista de La Asociación Dental Mexicana. 2021;(78)2:62–72, https://doi.org/10.35366/99280.
  7. Catalogo maestro de guías de práctica clínica IMSS. Inmunoprofilaxis en el personal de salud. (Internet) México D.F., 2015. Disponible en: https://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/guiasclinicas/780GRR.pdf
  8. FDI. El papel de las vacunas para proteger al equipo de atención dental (Internet) Ginebra, 2022. Disponible en: https://www.fdiworlddental.org/sites/default/files/2022-11/ES0CE5~1.PDF
  9. Zeas JF. Normas de Bioseguridad En Clínica Dental. Medicina. 2010;(15):248–251.
  10. Becker MS et al. Reacciones adversas postvacunación y eventual infección por Covid-19 en Odontólogos. Revista Científica Ciencias de La Salud. 2021;(3)2:85–94. https://doi.org/10.53732/rccsalud/03.02.2021.85.
  11. Pardo Herrera I. Prevención de peligros biológicos en odontología. En: Pardo Herrera I y Estrada González C (eds). Prevención de riesgos biológicos en odontología. Santiago de Cali: USC, 2020:39-64. Disponible en: https://books.scielo.org/id/ksh6p/pdf/pardo-9786287501690-05.pdf 

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